En 2003 un profesor de literatura es
detenido acusado de ser el autor de “los asesinatos del campus de
Virginia” en los que se llevó la vida de catorce mujeres. El
profesor es Joe Carroll (James Purefoy) y es detenido por el agente del FBI
Ryan Hardy (Kevin Bacon). Tras los correspondientes juicios, Carroll es condenado a
muerte. Pasaría los próximos ocho años en prisión, preparando su
próximo movimiento, su gran obra maestra. La serie comienza en 2013,
pocos meses antes de la fecha de la ejecución de Carroll. En el
primer capítulo, Carroll escapa de prisión y da comienzo a su plan.
A lo largo de los quince capítulos que
componen la temporada se nos cuenta la lucha entre estos dos
personajes. Carroll trata de llevar a buen puerto su “obra” que
no es otra cosa que su novela definitiva, en la que al igual que en
la serie él es el antagonista y Ryan Hardy el Héroe. Joe hará uso
de todos los medios de los que dispone para que Ryan, como
protagonista de su novela, viva lo que él escriba, para ello
principalmente hace uso de una red de personas con las que ha estado
en contacto durante sus años de prisión. Le son devotos, ansían
matar gente y cualquiera puede ser uno de ellos. Los seguidores de
Joe Carroll son los que dan nombre a la serie, y durante toda la
primera temporada la duda de quién más puede ser uno de ellos es
una constante que te mantiene muy pegado a la pantalla.
Mucha acción, muchas sorpresas y
muchas escenas de Kevin Bacon entrando en terreno hostil pistola en
mano, todo ello con un cierto trasfondo literario y saturado de
asesinos novatos y trastornados mentales es lo que nos podemos
encontrar en casi todos los capitulos de la primera temporada de The
Following.
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